documental de laSexta columna
¿Qué está pasando en nuestras fronteras? ¿Cuál es el verdadero desafío de la inmigración?
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documental de laSexta columna
¿Qué está pasando en nuestras fronteras? ¿Cuál es el verdadero desafío de la inmigración?
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Participación en programa «Espejo Público» (A3)
¿es difícil contratar un sicario para asesinar a alguien?
Participación en programa «Espejo Público» (A3)
FARO DE VIGO. F. FRANCO ■ Vigo
«El problema que hay en el presente en el espionaje no es que falte información sino que hay exceso y el reto de los servicios de Inteligencia es disponer de los medios tecnológicos avanzados para poder procesarla y eliminar todo lo inútil, que es casi todo». Del mundo de los espías habló ayer en el Club FARO David R. Vidal, investigador, colaborador del Centro Nacional de Inteligencia.
Presentado por el periodista Víctor Blanco, Vidal comenzó dando unos conceptos básicos que permitieran diferenciar al público lo que a veces es confuso, como información y conocimiento, las fases con que trabajan los servicios de inteligencia… «Debe quedar claro que cada servicio de inteligencia tiene sus directrices y posibilidades, dadas por el Gobierno de cada nación, sea en medios económicos o en libertad de acción. Los españoles, por ejemplo, no pueden matar a nadie, ni siquiera autoridad para detener; sin embargo, esos criterios son. como se sabe, mucho más permisivos en otros servicios como el Mosad o los norteamericanos, que pueden mandar hasta drones a eliminar personas sin consecuencias legales», dijo.
Autor de «Diario de un espía» en la editorial Cúpula, Vidal, que trabajó (no como funcionario) para el M
inisterio del Interior y desde el año 2000 para el CNI tejiendo una nutrida red de informadores en 16 países, afirmó que lo de «espías» era una palabra con connotaciones negativas pero que se utilizaba para ser mejor comprendidos ya que si se usaba la de «inteligencia» se entendía menos el trabajo. «Realmente el espionaje no es más que un apartado dentro de los servicios de Inteligencia, que trabajan legalmente dentro de su país pero no tanto cuando lo hacen en otro extranjero».
Se refirió a la llamada «inteligencia de señales». «Es como se obtiene hoy -dijo- gran parte de la información, a partir de satélites o antenas. La regla es que dentro del propio país las escuchas deben hacerse mediante autorización judicial, aunque cada ley tiene su trampa. Hay, por ejemplo, jueces más tolerantes a la hora de los permisos. En España se interceptan una media de mil teléfonos cada año. En Estados Unidos, de cada 40.000 solicitudes, se deniegan unas 17… Fuera de tu país hay barra libre, se espía todo lo que se pueda porque esa es su misión. Lo que hace EE.UU. lo hace España pero con infinidad de medios menos. Los datos que el CNI puede suministrar a su equivalente americano son, por eso, insignificantes».
¿Estamos metidos cada vez más en un Gran Hermano? De eso dijo Vidal que no tiene duda. «Vivimos la edad de oro del espionaje -afirmó-. Es muy fácil. Es un problema tecnológico, también de convencer a la gente de que instale aplicaciones en sus móviles… Hoy en día no existe la privacidad salvo si no utilizas medios electrónicos por los que puedas ser captado. En EE.UU. han elegido entre privacidad y seguridad por lo segundo».
Le preguntaron a Vidal por Snowden, el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense refugiado en Rusia. «Ese tipo de información que suministró habla de cosas que todo el mundo sabe que ocurren. Hay una cierta hipocresía cuando un país se queja de que otro le espía porque se da por hecho aunque intente evitarse. Pero el enfado americano es porque ha transcendido demasiado y quedan muy en evidencia quienes han espiado. Snowden es un técnico informático que robó información. Creo que está en un callejón sin salida porque el Gobierno americano quiere detenerlo aunque no peligre su vida porque no se considera vital lo que divulgó»,
¿Hay Inteligencia marroquí en Pontevedra, como se ha dicho? Según Vidal, que no quiso especficar lugares, «donde hay colonias de marroquíes como en Pontevedra está la Inteligencia marroquí, aunque más bien habría que hablar de red de chivatos. A nuestro Gobierno no le preocupa mucho porque no están aquí para espiarnos a nosotros sino a sus propios emigrantes; si hablan mal de su Rey, si hay prosaharahuis…»
Le preguntaron a Vidal su opinión sobre la actuación de la Guardia Cvil en el último episodio de entrada de emigrantes, que se saldó con varios muertos y alguna denuncia a la actuación de este Cuerpo. «Esa gente -explicó- no tiene mafia detrás porque si no no saltarían la valla. Son desesperados que han quedado colgados allí. Ceuta y Melilla son lugares complejos, de alta presión, y no se puede juzgar a la ligera a los representantes de la autoridad porque sus órdenes son que no entre nadie. Carezco de datos de este caso concreto pero hay que decir que, por un lado, los emigrantes están desesperados y recurren a lo que sea para entrar; por otro está la Guardia Civil con la orden de que no entren. Se supone que nuestras fuerzas del orden deben obrar con cautela pero hay que verse en medio de uno de estos encontronazos. En Marruecos no tienen tantos miramientos».
Se refirió Vidal a las distintas medidas de los gobiernos para contener la marea emigrante. «Con Mauritania la crisis de los cayucos se acabó untando -dijo- primero al Gobierno para que aceptara a los deportados y luego a los mandos policiales que patrullaban, antes de que los untasen lo hicieran los traficantes. . Una de mis misiones fue precisamente comprobar si ese Gobierno cumplía o no el pacto. Pero con Marruecos no se puede hablar de dinero, es más complejo».
Respecto a la amenaza de terror del integrismo islamista en España opinó que no la veía. «Hubo un atentado con escasa posibilidad de que lo apoyaran desde el exterior. En nuestras cárceles hay 40 integristas, pero 600 de ETA».