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Análisis de Inteligencia

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Blog David

Jun 29 2014

«Un espía no pregunta si su informe servirá para eliminar a alguien»

Santiago Romero (La Opinión A Coruña)

Hay luchas de poder por el futuro Sistema de Inteligencia Económica. Ahora hacen falta menos militares y más economistas.

Fue agente del CNI de 2002 a 2013, bajo el pseudónimo de Juan.
El coruñés David R. Vidal es ahora uno de los responsables de Global Chase, la primera consultora privada de inteligencia en España. Este año ha publicado Diario de un espía (Cúpula), avalado por los comentarios del coronel Manuel Rey Jimeno, antiguo jefe de sección en el Cesid o Robert Steele, exagente de la CIA. Ahora prepara ya la edición de un próximo libro sobre el espionaje en el mundo de la economía y los negocios.

Opinión A Coruña


–¿Cómo se convirtió en espía?
–Trabajaba con inmigrantes que necesitaban regular su situación y me contaron cosas espeluznantes sobre las redes de tráfico de personas y esclavismo sexual por las que pasaron para llegar a España. Les pedí que lo denunciaran, pero tenían miedo. Así que me puse yo en contacto con la policía… y el CNI se interesó por mí.
–Y no los decepcionó
–Al principio no tenía ni idea, pero me fui especializando. Me pidieron que montara una red de informadores fuera de España y lo hice. Organicé una red de inteligencia en dieciséis países africanos.
–¿Cómo se monta una red?
–Lo más complicado es establecer los contactos, después hay que esperar. A veces logras buena información, que es la que pasas a tus superiores, y otras, no vale nada.
–¿Qué información tenía que conseguir?
–Saber quiénes son los responsables en cada eslabón de la cadena que catapulta a los inmigrantes africanos hacia España, dónde recalan, quiénes organizan los viajes, dónde se fabrican los motores de las pateras…

–¿Dónde está el epicentro de estas mafias?
–El responsable está en terceros países que no tienen relación ni con el punto de partida de los inmigrantes ni con su destino final.
–¿Su vida corrió peligro?
–Sí. Especialmente durante mi estancia en Nigeria. Allí la vida vale muy poco y me vi envuelto en un par de episodios muy peligrosos.
–¿Hay líneas rojas que no cruzaría?
–La función de un espía es obtener los datos que le piden. Sea lo que sea.
–¿Sin preguntarse para qué?
–Si tienes reservas éticas, no puedes dedicarte al espionaje.
–¿Proporcionaría pistas con el objetivo de eliminar a alguien?
–Sí. Pero no preguntas para qué te piden los datos. Y tampoco te lo advierten.
–Habrá daños colaterales…
–Una empresa de catering iba a servir una cena al Rey en un evento y descubrimos que uno de los camareros era un extremista. Fue despedido.
–¿Hay remordimientos?
–Para eso están los servicios de inteligencia. En mi caso, me quedo con que mis operaciones permitieron abortar operaciones de barcos negreros, cargados con inmigrantes estafados.
–¿Hay yihadistas en Ceuta, como sostiene la serie El príncipe?
–Es mera ficción, no es un lugar de captación.
–¿Es un riesgo que Cataluña cree su agencia de inteligencia?
–Cada gobierno autonómico tiene sus propios intereses tanto en temas de seguridad como económicos.
Si hay un poderoso tejido empresarial con relevancia internacional entiendo que la inteligencia a nivel autonómico es un signo de madurez. Otra cosa es echar
mano de cuatro policías y dedicarlos a no se sabe muy bien qué.
–Su próximo libro aborda la inteligencia económica, una asignatura pendiente en España.
–Es uno de los pocos países europeos que carece de esta arma de espionaje, aunque se está gestando el SIE —Sistema de Inteligencia Económica— alrededor del
que ya se están librando luchas palaciegas de poder.
–¿Tan importante es?
–Es una pieza fundamental de la seguridad. Ahora necesitamos menos militares y más economistas.
–¿Favorecerá intereses de determinadas empresas?
–Debe proteger los intereses económicos del Estado, no de las empresas, aunque indirectamente puede ayudar a grandes firmas estratégicas.
–¿El SIE será controlado por el CNI?
–Entiendo que no, salvo sorpresa final, aunque tendrá un papel relevante. El problema es que hoy por hoy el CNI tiene poco que ofrecer a aquellas empresas multinacionales
que funcionan bien en la arena internacional. Más bien es al revés. Dentro de unos años la situación puede cambiar.
–¿Hay mucha demanda de inteligencia en el sector privado?
–No hay ninguna multinacional que invierta en España sin haber pedido informes exhaustivos de sus futuros socios.

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Mar 21 2014

«El buen espía no se plantea la ética de los objetivos»

Víctor – M. Amela (La Vanguardia)

Contraportada La Vanguardia

Tengo 47 años. Soy gallego. He sido espía para el Centro Nacional de Inteligencia del 2000 al 2013, y para el Ministerio del Interior. Estoy casado y tengo dos hijos. ¿Política? ¡El buen espía no debe tener ideología política! No tengo creencias religiosas. La aversión motiva.

Hablo con este señor y entiendo que ser espía es tener contactos idóneos en lugares adecuados, y estimularlos para que recaben datos y detalles.
Reunir esa información y enviarla al CNI para que la cruce con otras: a eso llamamos espionaje, por ser peliculeros. Pero es eso: coleccionar datos. David R. Vidal, en sus trece años al servicio del CNI como agente Juan, se especializó en tramas de tráfico de personas desde África y Asia hacia
Europa. Ahora que ya lo ha dejado, relata aspectos pintorescos de sus indagaciones en Diario de un espía (Cúpula Enigmas), y ha fundado la consultora privada GlobalChase, pionera en España en impartir clases de inteligencia.

Estoy ante un espía?
Ya no. O quizá sí…
¿Para quién ha espiado?
Para el Centro Nacional de Inteligencia, del 2000 al 2013, y para Interior.
¿A quién espiaba?
Reunía datos e informaciones sobre personas y sus actividades, domicilios, matrículas… Yo servía lo que se me pedía.
¿Qué servicio le ha enorgullecido más?
Logré organizar una red de inteligencia en África, mediante muchos viajes, formada por 25 informadores en 16 países africanos: me reportaban muchos datos, muy valiosos.
¿Para saber qué?
Quiénes intervienen en todas las etapas de canalización de inmigrantes africanos hacia España: dónde recalan, quién organiza viajes, dónde se fabrican motores de cayucos…
¿Con qué objetivo?
No es cosa mía. Lo mío es pasar los datos que me piden, y cobrar por informar.
¿Lo que hagan con sus informes no le preocupa?
El buen profesional del espionaje no se plantea la ética de los objetivos. Si eso te inquieta…, mejor dedícate a otra cosa.
¿Facilitaría datos si supiera que son para matar a alguien?
Sí. Pero no pregunto.
Tendrá usted su corazoncito..
Me gustó que mis informes permitieran abortar operaciones de barcos negreros, cargueros de inmigrantes estafados…
¿Sabe si ha perjudicado a alguien?
Una empresa de catering iba a servir una cena al Rey en un acto, y uno de los camareros era un independentista radical…
¿Cómo lo sabían?
Para eso está el servicio de inteligencia… Y preparaba alguna acción contra el Rey…
¿Un atentado?
O quizá derramarle la sopa caliente encima.. Da igual, lo que fuese. ¿Cómo se evitó?
Deteniéndole.
No había hecho nada… Se evitó con sutileza: se habló con la empresa de catering… y fue despedido. Por “recorte de personal”…
¿Y el tipo nunca sospechó nada?
Nada. Por eso este caso es un buen ejemplo de un buen servicio de inteligencia.
Pero la inteligencia a veces no se entera: mire el 23-F, mire el 11-M…
Hoy la dificultad consiste en procesar millones de datos. Por eso sucedió el 11-S: había datos, pero hubo descoordinación entre las diversas agencias de inteligencia.

¿Hay descoordinación en España? Para evitarla acaba de crearse el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), para que no se entorpezcan Guardia Civil y Policía, Mossos, Ertzaintza…
¿Se entorpecen?
A veces se tirotean entre ellos… Policía y Guardia Civil se llevan a matar. Demasiada competitividad por colgarse medallas…
¿Y no la hay en el CNI?
No compite, no tiene que arrestar a criminales: sólo pasar información al Gobierno.
¿Qué papel tienen los Mossos?
A veces desbaratan operaciones de inteligencia: basta con pedir identificación ruidosamente de un agente secreto.
¿Aspira la Generalitat a su propio centro de inteligencia?
Sería razonable… siempre que no actuase contra el Reino de España.
¿Cómo fichaba a sus informadores?
Con dinero, con promesas de facilitarles la entrada en España, explotando rencores…
¿Rencores?
Nada hay más motivador que querer fastidiar a alguien, desearle “que se joda”.
¿Cuál es el perfil del buen espía?
Discreto y comprometido: no ser bocazas y ser riguroso, jamás decir una cosa por otra.
¿Está bien pagado?
Yo cobraba unos 2.000 euros mensuales, más los gastos, más lo que presupuestaba para contentar a mis informadores.
¿Y cómo le captaron a usted?
Había ayudado a chicas explotadas a conseguir papeles de residencia, y ya me conocían en medios policiales…
Cíteme algún caso que investigase.
Los grupos que reivindican Ceuta y Melilla para Marruecos actúan en momentos en que los gobiernos marroquí y español tienen
que negociar algo: usan pegatinas en vez de pintadas, para no estropear el mobiliario urbano, y las pegan a la luz del día…
O sea, los activa el Rey de Marruecos…
Yo sólo transmito los datos.
¿Cómo ve lo de Ceuta?
Fallos aparte, siempre habrá bolsas de inmigrantes: ¡no habrá valla que los frene!
¿Hay allí yihadistas, como fabula la serie de televisión El Príncipe?
Mera ficción: no es lugar de captación.
¿Cómose han tomado en el CNI que usted hable de su trabajo?
No perjudico al centro, no doy nombres, omito datos… pero no les ha hecho gracia.
¿Por qué dejó de ser espía?
Fuimos distanciándonos, y también fueron congelando presupuestos desde el 2012…
¿Qué espía ha sido el mejor?
Aquel del que no tenemos ni remota idea.
¿Sabe si alguien está espiándonos?
No creo: ya saben lo que voy a contarle.

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Mar 07 2014

El comandante Fernando San Agustin presenta el libro «Diario de un Espía»

Presentacion por parte del exmiembro de los servicios de inteligencia españoles, el comandante Fernando San Agustin, sobre el libro «Diario de un Espía» (David R.Vidal) en la Casa del Libro en Barcelona.

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Feb 28 2014

«Un espía lo es para siempre. Y se pasa miedo»

AURORA INTXAUSTI (El País)

Contraportada El País

 La cita es en Embassy, una cafetería madrileña que fue lugar de encuentro de espías alemanes, ingleses y españoles durante la II Guerra Mundial. Juan, su nombre utilizado en algunas operaciones, o David R. Vidal, su verdadera identidad, ha trabajado durante 12 años para los servicios de inteligencia españoles estableciendo una red de informadores en 16 países, la mayoría de ellos en África. En 2010, fue uno de los fundadores de GlobalChase, la primera academia privada de inteligencia en España.

Los derroteros por los que ha transcurrido su vida le han situado en la lucha contra redes de tráfico de inmigrantes, mujeres o niños. Se había dedicado a la informática, pero tras solucionar el papeleo de una ciudadana extranjera entró en contacto con inmigrantes que necesitaban regular su situación. “En esas reuniones me relataban situaciones inhumanas, mujeres que eran obligadas a prostituirse y que habían llegado a España a través de diferentes redes. A todas ellas les pedí que lo denunciasen, pero el miedo les impedía dar ese paso. Logré convencer a alguna y así entré en contacto con la policía”. Vidal afirma Botella de agua: 3 euros. Café con leche: 2,35. Caña de cerveza: 2,20.

Total: 7,55 euros. que a partir de ese momento agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) se reunieron con él y le pidieron trabajar para ellos. “Inicialmente eran datos, informaciones que podían llevar a otros puntos tanto para el Ministerio del Interior como para el CNI”. Trabajos por los que percibía alrededor de 400 euros. Con el tiempo se fue especializando. “Yo de espía no tenía ni idea, ni sabía cómo se hacía ni cómo tenía que moverme. Cero absoluto. Pero una vez que das el paso te conviertes en espía para siempre”. Desde el CNI le pidieron que estableciese una red de informadores en diferentes países africanos y ahí fue cuando llegó a manejar un presupuesto mayor, hasta 15.000 euros, que repartía entre sus confidentes, sus gastos y su sueldo, que nunca superaba los 4.000 euros.

El papel de los espías en tiempos de paz tiene poco que ver con el misterio ni con ese aire de aventura del trabajo de los agentes cuando hay una guerra. ¿Ha pasado miedo? “Sí, mucho, sobre todo en Nigeria. La vida vale muy poco y me vi envuelto en un par de circunstancias bastante peligrosas”.

David R. Vidal asegura que desmantelar las redes de inmigrantes es una tarea muy complicada. “El responsable suele estar en terceros países que no tienen relación ni con el punto de partida de los inmigrantes ni con su destino final. Se ha constatado que el alquiler de niños en las pateras ha ido en aumento. Las mujeres que pasan con menores suelen pagar entre 500 y 1.500 euros dependiendo del origen de ellos. Luego son abandonados una vez que llegan a su destino. Es más fácil que te admitan en un tercer país si vas con un menor”.

El agente Vidal ha escrito un libro, Diario de un espía ( Cúpula), en el que relata sus incursiones en los distintos países en los que había logrado entretejer una red de contactos que le facilitasen información. ¿Cómo vive un espía? “Lo más complicado es establecer los contactos, pero una vez que los tienes hay que esperar. A veces consigues buena información, que es la que pasas a tus superiores, y otras no vale nada. Las comunicaciones se suelen pasar por correo electrónico con unas claves predeterminadas. Si es muy urgente, el teléfono”.

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Feb 24 2014

«Lo que preocupa ahora mismo a los servicios de Inteligencia es la inmigración siria»

teinteresa.es – Luz Sela

  • David Vidal colaboró durante años con los Servicios de Inteligencia y se hizo pasar por traficante para conocer las redes de explotación de inmigrantes.
  • «Los sirios representan un verdadero problema de seguridad, pueden colarse radicales islamistas», dice.

Hace quince días, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se vieron obligadas a cerrar el puesto fronterizo de Beni Enzar, el principal de los cuatro que existen entre Melilla y Marruecos, por un intento de entrada de varios inmigrantes de origen sirio. El incidente, que podría pasar desapercibido en la opinión pública, es ejemplo de lo que desde hace tiempo preocupa a los servicios de inteligencia de nuestro país. Los inmigrantes procedentes de Siria, huidos de la guerra que se vive en su país, y que, tras recorrido por el norte africano, llegan a la frontera con Melilla. El objetivo, alcanzar Europa y solicitar asilo. En enero, consiguieron entrar en Melilla de forma irregular un centenar de inmigrantes sirios.Lo hacen aprovechando el parecido físico con ciudadanos marroquíes, y en la mayoría de los casos con documentación falsa. Pasaportes por los que pueden pagar hasta 4.000 euros a los traficantes que los mueven, generalmente radicados en Pakistán. Un paso que hasta ahora tenía forma de goteo, y que empieza a adoptar el modus operandi de la inmigración subsahariana: asaltos masivos. Como ellos, viven acampados o a la intemperie en los montes cercanos.Y a medida que aumenta la presión, lo hace también la desconfianza de las fuerzas y cuerpos de seguridad y del CNI. “Lo que preocupa ahora no son los subsaharianos, son los sirios. Representan un verdadero problema de seguridad, porque pueden colarse radicales islamistas. Porque ahí puede haber una motivación peligrosa. Y es algo que no había ocurrido hasta ahora”.

Quien habla es David Vidal. Durante años, hasta 2010, fue colaborador de los Servicios de Inteligencia. Informador, hombre de confianza del CNI y experto en redes de inmigración. Tanto, que se hizo pasar por traficante para colarse en las redes que manejan el mercadeo de personas en el  África Subsahariana. Hablar con él es adentrarse en un mundo complejo que en el fondo sólo esconde una cosa: la necesidad de sobrevivir.

“Estuve en diversos países africanos comprando mujeres. Allí, el concepto de traficante es muy diferente al que aquí tenemos. Es un señor que ayuda a la mujer”, Vidal habla a descubierto, destapándose en cada palabra y dejando al lado los secretos de su vida anterior en la Inteligencia. “Ayuda porque a una familia le lleva a su hijo, generalmente a su hija, a Europa”. ¿Por cuánto? “10.000 euros”, responde, “o incluso 12.000. Eso en los casos en los que te ofreces para cruzar a esa persona. Pero el caso más frecuente es que no te den un duro”. ¿Y qué pasa entonces? “Pues que los varones no tienen nada que hacer. Y las mujeres contraen una deuda que se paga con la explotación. El padre no pone un duro, pero la hija tiene que afrontar hasta 40.000 euros de deuda” Y lo que viene después.

Prostitución, violencia, drogas, explotación. El traficante quiere recuperar esa deuda cuanto antes. “Y cuando la chica no paga, empieza a presionar, la situación se complica. Y puede acabar mal”. ¿Con la muerte? Vidal sólo responde en este caso con un ambiguo “Depende de la situación”, antes de seguir aportando pistas: “Hay una cosa muy curiosa en esto. Es que las mujeres que consiguen pagar, muchas veces se convierten en traficantes. Traen a mujeres, para hacer lo mismo que hicieron con ellas. Es como una bola de nieve” De ahí, dice, que sea muy frecuente que las nuevas mujeres inmigrantes que acceden  a la prostitución estén bajo la tutela de otra.

Escuchándolo asalta la pregunta inmediata: ¿Por qué no se desarticulan las redes de la inmigración? ¿Tan difícil resulta? “Sí, porque la mayoría lo aceptan y no denuncian. Y si denuncian tienen poco que ganar. Ellos dan dinero voluntariamente a una persona. Las operaciones siempre van muy por detrás”

“Hay que dejar clara una cosa”, dice, “los asaltos a las vallas no forman parte de las mafias. Ahí no tienen mano. Lo que quieren es gente que les pague por cruzarlos, pero lo de la valla no les interesa”. Por eso, aclara, los inmigrantes que optan por esta salida “son personas que han entrado en Marruecos porque no tienen suficiente dinero para pagar a los traficantes. O porque éstos les han dejado tirados. Son personas estancadas, sin salida. Gente desesperada que se tira contra una valla”.

Inmigrantes que llegan después de un recorrido infernal atravesando, en muchos casos, todo un continente. Vidal descarta la idea de la “gran mafia”. Son más bien, dice, grupos organizados que se apoyan en diferentes personas: los “lanzadores”, es decir, en aquellos que se encargan del cruce, y que puede ser el que tiene una patera o un camión con doble fondo; los guías locales, que los atraviesan por un país, y que pueden ser comerciantes o transportistas, “gente que hoy transporta personas y mañana frutas”. Todo  un mercado, quizás sujeto también a las leyes de competencia: En Marruecos, por ejemplo, los vehículos suelen estar por 2.000 euros, las pateras sobre 1.800. Lo más caro, cuando vienen con documentación falsa. Incluso por vía aérea.

¿Se va a solucionar alguna vez? “Nunca”, zanja. “La solución sería que los países de origen fuesen más democráticos, pero eso no es posible. Así que no le veo la solución”.

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